Aparición y Romería

Cuenta la tradición oral que al venir a España San Eufrasio, discípulo del apóstol Santiago y Primer Obispo de Andújar, traía consigo una Imagen de la Santísima Virgen a la que rendía culto y devoción. En el siglo VII cuando Andújar fue ocupada por los Árabes, nuestros mayores escondieron la Sagrada Imagen entre unas peñas en uno de los cerros mas altos e inaccesibles de Sierra Morena para evitar su profanación.

Cinco siglos después, ya reconquistada Andújar por Fernando III el Santo, un pastor de Colomera (Granada), llamado Juan Alonso Rivas, apacentaba su ganado, cabras y ovejas, en las alturas de Sierra Morena junto a la cumbre de la Cabeza. Era cristiano sencillo y fervoroso, quizá algo entrado en años y estaba aquejado de una anquilosis o paralización total en el brazo izquierdo.

Empezaron a llamar su atención las luminarias que divisaba por las noches sobre el monte cercano a donde tenía su hato y a las que se sumaba el tañido de una campana. Finalmente quiso salir de duda y en la noche del 11 al 12 de agosto del año 1.227 resolvió llegar a la cumbre.

A su natural temor sucedió una expresión de asombro y gozo, porque en el hueco formado por dos enormes bloques de granito, encontró una imagen pequeña de la Virgen, ante cuya presencia se arrodilló el pastor y oro en voz alta entablando un diálogo con la Señora.

La Santísima Imagen le expresó su deseo de que allí se levantara un templo, enviándolo a la ciudad, para que anunciara el acontecimiento y mostrara a todos la recuperación del movimiento en su brazo y de esta forma, dieran crédito a sus palabras. Bajó a la ciudad y anunció el suceso que no tuvieron más remedio que creer ante le testimonio de su brazo curado.

Durante todo los siglos XIV y XV, y dada la fama de milagrosa que tenía Imagen, la devoción a la Stma. Virgen de la Cabeza irá creciendo, aumentando también, el número de cofrades y peregrinos que asistían anualmente a su Romería, siendo la más antigua conocida. Según Salcedo Olid, para su celebración, el pueblo de Andújar elegía anualmente a prioste, alcaldes y diputados que habían de organizar y dirigir la fiesta, así como nombraba el rector y capellanes del Santuario, sin que en estos nombramientos y elecciones pudieran intervenir ninguna autoridad.

Es en el siglo XVI, donde encontramos los primeros estatutos conocidos de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza de Andújar y que datan de 1505, cuando el ilustre obispo de Jaén, confirmó los estatutos por los que la Cofradía venía rigiéndose desde hacía doscientos años; posteriormente en 1557 y 1565, los obispos gobernantes confirmaron solemnemente la aprobación hecha de su antecesor. Por este y otros documentos, sabemos que la Cofradía tenía un marcado carácter asistencial con sus cofrades y enfermos del Hospital de Ntra. Sra. de la Cabeza que, además gobernaba y regia en Andújar. En este lugar hacia la Cofradía sus cabildos o juntas y, en la Ermita allí construida, celebraban su fiesta el primer domingo de mayo después de la celebración en la sierra (último domingo de abril). Con la llegada del siglo XVII, la romería alcanzó su máximo esplendor. La devoción a la Santísima Virgen se pone de manifiesto a través de los siglos por escritores como Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Pedro Calderón de la Barca.

Desde la aparición de la Imagen son numerosas las Cofradías que por toda España se formaron hasta las 69 que existían en el siglo XVII y que en otros tiempos llegaron a pasar del centenar. La Real Cofradía Matriz de Andújar es la principal de todas las existentes, tienen como titular a la Virgen de la Cabeza. En la actualidad existen más de 80 Cofradías y algunas que están en formación o reconstitución.

Ya en el siglo XVIII, la Cofradía de Andújar cesa en la administración exclusiva del Santuario en 1703, y el Real Consejo de Castilla, durante el reinado de Carlos III, suspendía y disolvía las Cofradías prohibiéndose la celebración de Romerías en el Cerro en 1773, lo que afectó notablemente a la Cofradía que perdió la mayoría de sus cofrades. Después de solicitada su reposición, el 24 de mayo de 1782, el Rey derogó lo dispuesto y se aprueban los nuevos Estatutos de la Corporación iliturgitana.

Durante el siglo XIX, la invasión francesa y sobre todo la supresión de Cofradías de toda España durante el gobierno de Mendiazabal y confiscación de todos sus bienes por el decreto de desamortización del gabinete de Espartero, en 1841, mermó más si cabe la Cofradía, que el 24 de abril de 1844 solicitaba a S.A.R. Isabel II la restitución del Santuario e Imagen de la Stma. Virgen firmándose el decreto de restitución en diciembre de ese año. Posteriormente, S.M. es nombrada Hermana Mayor perpetua y concede el título de Real a la Cofradía.

Coronaciones

 

La Virgen de la Cabeza fue considerada la patrona de Andújar desde su aparición en 1227, sin embargo, no es hasta el año 1909 cuando el Papa San Pio X, por bula del 9 de marzo de 1909, declara canónicamente el patronazgo sobre la ciudad de Andújar, junto con San Eufrasio, primer Obispo de Iliturgi. El decreto, también declaraba la coronación canónica de la imagen, siendo la tercera imagen Mariana de Andalucía en ser coronada canónicamente tras la Virgen de los Reyes de Sevilla y María Auxiliadora en Málaga.

La idea de la Coronación nació años atrás, en mayo de 1906, del Director del semanario “El Obrero Católico”, idea, que la Cofradía Matriz acogió con clamoroso entusiasmo. En un principio, la fecha para realizar el evento sería el último domingo de abril de 1908, fecha que tuvo que posponerse a 1909 por motivos económicos.

El lunes 19 de abril de 1909, la imagen de la Virgen de la Cabeza fue traslada a Andújar, no hace falta decir que el traslado hasta Santa María fue multitudinario, las calles abarrotaban Andújar, todo el pueblo esperaba la llegada de su patrona, durante los siguientes días se celebró el triduo en la parroquia de Santa María la Mayor. El 23 de abril a las ocho de la mañana tuvo lugar en esa misma parroquia la solemne bendición de las coronas por el Arzobispo de Granada, Don José Meseguer y Costa (casualidad que se apellidase igual que yo) acompañado por el Obispo de Jaén, el Obispo de Almería, el Arcipreste y el clero de la ciudad. El escritor y periodista local Francisco Trigueros recoge en su obra «La Virgen de la Epopeya», el acta notarial de la Coronación, es una cuestión interesante y por eso ya que os hablo de cuestiones históricas de nuestra advocación, me parecía importante, mencionar este documento, esta acta notarial es la única fuente documental relacionada con la coronación de la que se dispone actualmente, debido, a la perdida en 1937 del libro de actas de la Diputación Permanente de la Cofradía Matriz. Cabe destacar en dicha acta la exigencia del Juramento que el Obispo de Granada tomó al Rector del Santuario y al Teniente Hermano Mayor de la Cofradía Matriz para que desde ese momento la Imagen de la Virgen y del Niño Jesús llevaran siempre y perpetuamente las Coronas y el rostrillo de referencia. Por desgracia, estos últimos, no pudieron cumplir su promesa, ya que como todos sabemos las coronas, el rostrillo y la propia imagen de la Virgen desaparecieron en la guerra civil.

Finalizada la bendición de las Coronas se procedió al traslado de la imagen al lugar de la coronación, la explanada de Colón, donde se había montado un bello pabellón en el que se encontraba el altar. Abrían la marcha la guardia civil montada, las Cofradías filiales, la Cofradía de Andújar que portaba las coronas y la imagen de la Virgen de la Cabeza, el traslado fue multitudinario. La virgen, lucía un manto de tisú de plata bordado en oro fino, este manto, aún se conserva y puede verse en el museo de la Virgen de la Cabeza en el Santuario. Después de la coronación, la Virgen, esperó en la iglesia de Santa Maria la Mayor hasta por la noche que se celebró una magna procesión por las calles de Andújar con la imagen ya coronada. Al día siguiente la Virgen partía por el camino viejo hacia su Santuario.

Además de la Coronación de 1909, recordemos, que la Virgen de la Cabeza es la única advocación mariana que ha sido coronada canónicamente en dos ocasiones, la primera de la que acabamos de hablar y la segunda en el año 1960 en la llamada coronación de desagravio. Curiosísimo es el hecho de volver a coronar a una misma devoción, pues, aunque la imagen primitiva desapareciera, la nueva talla, de José Navas Parejo realizada en 1944, se entiende que es continuadora de la misma veneración que se le rendía a la anterior, pero la iglesia, consideraba que había que volver a honrar a la Virgen como desagravio por los lamentables sucesos de 1937.

Rosa de Oro

 

En 2009, durante la celebración de su Año Jubilar, el papa Benedicto XVI la condecoró con la Rosa de Oro, “singular privilegio” con el que el papa reconoce su patronazgo sobre la diócesis de Jaén, la profunda devoción con la que es venerada y la amplia historia de su romería, la más antigua del país. Le fue impuesta por el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo López, el día 22 de noviembre de 2009 en la Catedral de Jaén.  Es la primera imagen mariana de España que la recibe. En la Rosa de Oro hay una inscripción en latín:

«Benedicto XVI. Rosa de Oro. Para la imagen de la Bienaventurada Virgen María de la Cabeza, Patrona Celestial de la Diócesis de Jaén. Concesión benignísima. 22 de noviembre de 2009».

LA ROSA DE ORO

La Rosa de Oro es una condecoración otorgada por el papa a personalidades católicas preeminentes, usualmente emperadores, emperatrices, reyes, reinas y duques y a algunas advocaciones de la Virgen María, que fue creada por León IX en 1049, que consiste en un rosal de oro con flores, botones y hojas, colocado en un vaso de plata renacentista en un estuche de oropel con el escudo papal y que es bendecida el cuarto domingo de Cuaresma, ungida con el Santo Crisma y la inciensa, de modo que es un sacramental.

La singular institución de la Rosa de Oro data de 1049. Se dice que queriendo el papa León IX poner bajo el dominio directo de la Santa Sede el célebre monasterio de Santa Cruz de Alsacia que había sido fundado por sus abuelos y sobre el cual tenía derechos de patronato, el monasterio se obligó por un tratado a enviar todos los años al mencionado papa y a sus sucesores el cuarto domingo de cuaresma una rosa de oro o dos onzas del mismo metal. Así se verificó y con este motivo se estableció el ritual de la bendición y de la unción de la rosa de oro con la que se quiso figurar a Cristo representado por el oro, el más noble de todos los metales, y la resurrección del Salvador, significada por el bálsamo aromático. Antiguamente se pintaba la rosa de carmín para representar la sangre que derramó por su pueblo Jesús, pero luego fueron de oro bruñido, y el santo padre después de bendecirla la llevaba en procesión con la mano izquierda mientras que iba bendiciendo a los fieles con la derecha.

El pontífice acostumbraba a enviar todos los años esta razón a alguna iglesia particular o bien a algún príncipe o princesa de la cristiandad. La república veneciana poseía cinco rosas en el tesoro de San Marcos que han desaparecido durante las guerras de Italia y el papa Gregorio XVI envió la que bendijo en 1834 a la ciudad de Venecia.